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   A los 17 años viaja por primera vez a Indonesia acompañado de su hermano mayor Francisco Juan, uno de los primeros bodyboarders asturianos y más competitivos de la época, conocido por su pasión por las olas grandes.      Fue éste quien transmitió ese talento a su hermano pequeño Pablo, quien desarolló su propio estilo agresivo, radical y diferente.

 

 

 Cumplidos esos dos largos años y dejando atrás una sociedad que tantos detestan, llegaba por fin al archipielago mas grande del planeta. Por delante quedaba cumplir con las expectativas forjadas en su mente durante mucho tiempo y sin predicción alguna de volver a casa.

 

 Tocaba disfrutar de lo que más le gustaba olas perfectas, lugares tranquilos sin apariencias y algunas noches locas.

 

   Aunque ya había conocido los encantos de las Islas Canarias, no fue hasta los 18 cuando Pablo decidió  pasar los inviernos abrigado bajo el sol de las islas.  Aguas cristalinas, la calidad y cantidad de "slabs" eran idóneos para dar rienda suelta a su potencial y descargar la rabia acumulada en las tóxicas aguas en las que solía estar a remojo...

  Conduciendo su "particular" Nissan Vanette, pasó tres temporadas deambulando por las islas y durmiendo al pie del "point" para después regresar a Asturias, a casa, ahorrar un poco de dinero y vuelta a empezar.

  Los dos siguientes años se mantuvo a la sombra de los gélidos inviernos astures, intercalando el trabajo con algunas de las sesiones de buen surfing que de vez en cuando hay en la provincia.

  Pero todo tenía un objetivo :

  Hacer realidad su propio "Sueño", quizás diferente a lo que algunos entienden y llaman  Sueño Indonesio... 

 

  En uno de esos destinos encontró ese lugar que le permitió cumplir los sueños de su adolescencia.

 

 

 Un paraje alejado de la sociedad, donde los tubos y las rampas en ambas direcciones le aportaban sensaciones que le recordaban a su niñez.

   Fiel a su pitillo de liar y su Bintang después de cada sesión y sin necesidad de llevar reloj, los días y los meses pasaban muy muy rápido. Swells y fiestas en las recónditas calles de Kuta hasta que decidió indagar nuevos destinos como Filipinas, Tailandia, Australia u otras solitarias islas de Indonesia. 

  Tras dos años increíbles descubrien-do nuevas culturas, compañías de lujo, slabs imposibles y un sin fin de paisajes paradisiacos, volvió a su tierra natal.

  Pero no por mucho tiempo, Pablo se dió cuenta de que aquella vida era la que él deseaba y por el momento sigue y seguirá disfrutando su existencia con esa pizca de locura que le hace único.

Pablo Juan Sánchez.

Imágenes: Santoso Santo.

     Pablo Juan Sánchez, asturiano, pasión, visionario, radical... a sus 27 años ha vivido un monton de experiencias junto a su Bodyboard y con sus aletas bajo los pies..

   Aquel "guaje" melenudo  pasaba los días desde el amanecer hasta el atardecer rodeado de contaminación y aguas anormalmente calientes para ser el Mar Cantábrico,  bajaba en cuanto podía a la playa desde su casa ya fuera en transporte público,en tren o en bicicleta, y no podia esperar ni un momento para disfrutar con sus amigos de las olas de su playa local.

  Desde Black Sea admiramos su valentía, por abandonar el camino para el que nos educan en esta sociedad, en la que quieren que dinero y felicidad esten unidos.

  Unos no tienen la posibilidad, otros la tienen y no son capaces; pero Pablo es uno de esos bodyboarders, que existen,  que dejan todo atrás y que escogen la forma de vivir su vida apasionadamente, surfeando olas perfectas  y al margen  de lo común..

 

  Nikmati dan bahagia!

 

Asiatic Spits. PJS

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